Dios, los virus, las bacterias y el mal

Introducción al problema del mal natural

Un tema que genera muchos debates es el que tiene que ver con la compatibilidad entre la existencia de un Dios bueno y amoroso y la existencia del mal en el mundo, el cual provoca dolor y sufrimiento. Algunos no ven que sea posible que exista un Dios bueno cuando hay tanto mal en el mundo. O existe uno o existe el otro, pero no ambos a la vez. No son compatibles.

Las objeciones a la existencia de Dios basadas en la existencia del mal no son nada novedosas. Estas ya tienen su tiempo de existir y disputarse. En ese sentido, se han ofrecido razones para señalar que bien pueden existir el mal y un Dios amoroso que tenga buenas razones para permitirlo, o hasta tolerarlo de cierto modo. Es por esta razón que esta forma de objeción ya no es usada por los críticos versados en filosofía. El reto de parte del creyente, para los que usan este razonamiento, es que expliquen las razones por la cual no puede existir el mal junto con un Dios bueno y amoroso que tenga buenas razones para permitirlo.

A todo lo dicho hasta ahora se le conoce como el problema del mal, pero en su versión lógica. Otra versión que existe es la probabilística, que ataca desde otra perspectiva. Pero, ambas, entran en lo que se conoce como mal moral. El mal moral involucra las acciones libres de los hombres que causan dolor, sufrimiento y angustia en el mundo. Este tipo de mal es producto de los hombres que libremente deciden hacer lo incorrecto.

¿Qué pasa con aquellos males que no son productos de las acciones libre de los hombres? Terremotos, tsunamis, pandemias y demás no pueden ser incluidos en el renglón de mal moral debido a que no son producto de las acciones libres de los hombres, diría el no creyente. A este tipo de “males” se le suele llamar males naturales. El mal natural no tiene origen en las acciones libres de los hombres, entonces, con él no se puede usar la explicación que se usa con el mal moral al decir que la capacidad de libre elección en la humanidad es la causa y el origen del mal. Dado ese escenario, solo puede haber un culpable: Dios, como creador de todo.

Como creador de todo, Dios es el ser responsable de los males naturales que causan dolor y sufrimiento. Aquí se puede elaborar un argumento que recoge esta idea y sería prueba de que Dios no existe:

  1. El mal moral se explica por el libre albedrío.
  2. Pero gran parte del mal natural no es el resultado de nuestro libre albedrío (por ejemplo, inundaciones, deformidades genéticas, cáncer y muerte).
  3. Por lo tanto, gran parte del mal natural no puede explicarse por libre elección.
  4. Por lo tanto, Dios o la naturaleza (que Él creó) debe ser la causa de estos males naturales.
  5. Pero todo es trazable a Dios y su responsabilidad.
  6. Tales males son incompatibles con un Dios bueno y amoroso.
  7. Por lo tanto, un Dios amoroso y bueno, como lo describe el teísmo, no existe.
  8. Por lo tanto, Dios no existe.

Este argumento expuesto recoge la idea que objeta la existencia de Dios basado en el mal natural. Y, como se mencionó, en este caso no se puede apelar a la respuesta del mal moral y la libre elección de los hombres para solucionar este problema.

La existencia de males naturales como los virus, enfermedades, bacterias y demás elementos que causan dolor y sufrimiento son incompatibles con la existencia de Dios. Dios no puede existir.

Analizando el argumento

¿Qué se puede decir de esta objeción basada en el mal natural? ¿Qué tan valida es? Aunque el mal natural y el mal moral sean tópicos diferentes en donde “no se puede apelar al libre albedrío de los hombres como causa del mal moral para explicar el mal natural”, sí hay algo que se puede usar de todo lo anterior para traerlo aquí al argumento del mal natural. ¿Qué? Dios puede tener buenas razones para permitir la existencia del mal natural, lo cual no hace incompatible la existencia de ambos a la vez. Si existe Dios, esto solo puede existir siendo bueno en su totalidad. Entonces, un Dios bueno tendría buenas razones para permitir el mal natural, también.

En este punto se puede decir que se está apelando a algo desconocido para tratar de responder. El problema es que no se hace en base a algo desconocido sino a algo que se conoce bien: si Dios existe, no puede ser malo, debe ser un Dios bueno. En ese sentido, un Dios bueno tendría buenas razones para permitir estas cosas aun cuando no se entienda así. De hecho, el concepto de Dios implica un ser bueno y amoroso intrínsecamente, y esto se ha entendido tan bien que es la razón de que existan este tipo de objeciones y ataques en esta vía. Para demostrar que Dios no existe no basta con decir que no hay argumentos para ellos o que los que existen no prueban nada. Se necesita probar que lógicamente es imposible que Dios exista, y para eso se busca demostrar una incoherencia en la idea misma de Dios. Entonces, si Dios es bueno, no puede haber mal, diría el crítico; y esto demostraría que el concepto de Dios es lógicamente incoherente y por lo tanto no existe tal cosa. Pero, el punto es que tenemos razones para pensar que un Dios bueno, si permite el mal natural, debe tener buenas razones para ello. Ahora le toca al crítico presentar una objeción a esto y mostrar que un Dios bueno no puede tener dichas razones.

Otro punto bien importante es entender que mucho de lo que se cataloga como mal natural no es algo malo en sí. Lo malo es el sufrimiento que traen o causan, pero no es que tales eventos o fenómenos se les puede catalogar de malo, puesto que son cosas amorales que no realizan acciones morales. A veces se suele confundir los términos: malo, incorrecto, etc., en su uso moral con un uso no moral. Una mala jugada de Lebrón James no describe un mal moral. El uso de malo aquí no es en ese sentido, puesto que las jugadas de baloncesto no son aspectos o dimensiones morales. Un terremoto, un huracán y demás, no cometen acciones morales, o tienen capacidad de incumplir algún deber moral que les diga: no mates, o no te formes, o no ocurras.

Los fenómenos naturales más bien son beneficiosos, como los terremotos y huracanes. Su impacto benéfico al planeta es maravilloso, aun cuando estos puedan afectar al hombre y esto se traduzca en sufrimiento. Esto se puede ver mejor si se considera que el hecho de que una persona se ahogue en el agua no quiere decir que el agua es mala por ocasionar esta catástrofe. Un mal natural puede ser el subproducto de un buen proceso.

Dios como creador pudo crear procesos para que funcionen de una forma y estos nos afecten no porque se diseñaron para eso, sino que, con un sin número de otros factores; estos ahora nos afectan. Por ejemplo, ¿es Dios culpable de un huracán que afectó las vidas de personas que construyen sus casas en lugares vulnerables y en condiciones no optimas? No lo creo. Así mismo, muchos de estos males naturales son consecuencias directas de las acciones de los hombres. Y aunque esto puede señalarse caso por caso en específico para probar que hay males naturales que sí tienen que ver con la acción directa de los hombres, el punto aquí es demostrar, de forma general, que muchos fenómenos se han intensificado en sus niveles de catástrofe por culpa directa de los hombres. Por ejemplo, la contribución al calentamiento global, el daño a la naturaleza y demás se pueden traducir en fenómenos cada vez más severos. Incluso, las acciones de los hombres pueden crear virus y enfermedades letales, que suelen ser incluidas dentro del renglón del mal natural.

¿Y cómo encajan los virus y las bacterias aquí? De la misma manera. ¿Qué evidencia en contra se tiene de que un Dios bueno y amoroso no puede permitir que existan bacterias y virus?

Pero con respecto a esto hay muchas cosas que decir todavía. El tema y campo de los virus y las bacterias no se domina del todo y no se puede cometer el error de que, porque ahora vemos algo como no funcional, inservible, nocivo y hasta innecesario, este no tenga una razón o juegue un papel vital. No se puede cometer el mismo error que se cometió con el llamado ADN basura, el cual resultó no ser basura. Si no se tiene total y amplio conocimiento de un campo y de que esto no puede cambiar de paradigma mañana, no se pueden hacer afirmaciones categóricas.

Virus y bacterias

Aunque se suelan asociar con males y enfermedades, de la inmensa cantidad que existen solo unos pocos son patógenos (dañan a otros seres vivos) (Racaniello, 2023). Se sabe que las bacterias ayudan a mantener la salud humana. Mas de 100 millones de células bacterianas ocupan las superficies exteriores e interiores de los seres humanos. Se estiman que existen más de mil especies de bacterias en el intestino humano, cientos en la boca y alrededor de 100 en la piel humana (Qin, 2010, págs. 59-67).

La flora microbiana humana juega un papel fundamental en la salud humana. Estudios recientes muestran que las bacterias en la superficie de la piel previenen la inflamación excesiva cuando se produce una lesión (Lai, 2009, págs. 1377-82). Además, las bacterias en el intestino ayudan a recolectar energía de los alimentos y los cambios en flora intestinal están asociados con la obesidad (Turnbaugh, 2006, págs. 1027-31) (Ley, 2006, págs. 1022-23). Las investigaciones también hacen creer que la falta de exposición a las bacterias durante los primeros años de vida provoca aumento de trastornos autoinmunes, como el asma, y pueden conducir a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares en el futuro (Guarner, 2006, págs. 275-84) (McDade, 2010, págs. 1129-37).

Beneficios que han aportado los virus y las bacterias

Pero los virus y bacterias también tienen, y han tenido, otros papeles importantes y benéficos, tales como:

Control de la población bacteriana. Los virus matan y descomponen las bacterias a un ritmo justo y en los lugares adecuados para mantener una población y una diversidad de bacterias óptimas tanto para las bacterias como para todas las demás formas de vida.

Esenciales para una vida compleja. Las formas de vida en la tierra más grandes y complejas serían imposibles sin la existencia de abundantes virus diversos. Si no fuera por estos virus, las bacterias se multiplicarían y ocuparían rápidamente todos los nichos de la superficie de la tierra.

Ciclo del agua. Toda la vida terrestre depende crucialmente del ciclo del agua. Todos los componentes de precipitación del ciclo del agua (lluvia, niebla, nieve, granizo y aguanieve) requieren semillas (o núcleos) microscópicas para formarse. Las semillas más importantes para la precipitación son los virus y los fragmentos bacterianos resultantes de los ataques virales. Si bien las partículas de polvo y hollín también pueden servir como semillas para la formación de gotas de lluvia y copos de nieve, los virus y fragmentos de bacterias permiten que se formen los cristales de hielo iniciales a temperaturas más cálidas. No tendríamos suficientes precipitaciones en un área suficientemente amplia para sostener nuestra agricultura y nuestra civilización si no fuera por los virus (Suttle, 2007, págs. 801-812).

Aplicaciones médicas. Los virus están empezando a desempeñar papeles importantes en las terapias médicas y en el avance de la tecnología médica. Los humanos ahora poseen la tecnología para rediseñar virus naturales para combatir el cáncer y curar enfermedades genéticas. Un nuevo trabajo realizado por un equipo de científicos biomédicos de Francia añade más apoyo a esta idea. Estos investigadores utilizaron el virus VIH-1 para tratar con éxito a dos niños con un raro trastorno cerebral llamado adrenoleucodistrofia (ALD).

Entonces, estos datos nos llevan a reconsiderar la concepción que se tiene acerca de este tema. Los virus y bacterias traen más beneficios que los males que ocasionan y puede ser el caso que mañana se descubra más.

¿Pero por qué se tienen los patógenos?

Los patógenos son un puñado reducido. Estos pueden tener su origen en los cambios evolutivos que estos sufren. Una mutación dañina pueda pasar a otro microorganismo, y este a su vez infectar animales. Las mutaciones también pueden permitir a estos microbios saltar de huésped. El salto de huésped puede ocurrir de animales a humanos y viceversa.

De decir que Dios creó ciertos virus y bacterias patógenas es algo que no se puede afirmar con seguridad. Puede ser que sí, puede ser que no. También puede ser que la simple evolución en estos los volviera patógenos. El punto sigue siendo el mismo: ahora que se conoce que aun lo que se ve como patógeno tiene sus beneficios al ecosistema y a la humanidad, ¿no puede un Dios bueno existir permitiendo la existencia de un puñado de virus y bacterias patógenas? Piense en el ejemplo del agua: algo benéfico puede tener como subproducto algo que llamemos mal natural, pero el agua en sí no es mala. Viendo como la ciencia está usando los virus patógenos y cómo estos pueden ser usados para combatir enfermedades, puede ser que incluso un Dios bueno haya creado virus patógenos que son algo benéfico, aunque provoquen como subproducto algún mal natural.

Conclusión

El problema del mal moral como del mal natural enfrentan la misma interrogante. A menos que no se ofrezcan razones para concebir que un Dios bueno puede permitir estas cosas, los argumentos de este tipo no funcionan realmente, pues implícitamente sugieren que esta posibilidad no puede ser cierta. Pero, nadie explica las razones. Sabemos que Dios, de existir, debe ser bueno. Y desde esa premisa, él puede tener buenas razones para permitir todo esto. Ahora, aquí el no creyente no puede dar el típico giro de decir que Dios no existe y que primero se debe de demostrar que existe, puesto que ya él asumió la existencia de este Dios bueno para poder objetar en base al mal.

Con respecto a los virus y las bacterias estamos ante un tema que sabemos muy poco aún. No se puede cometer el error que una vez se hizo con el ADN “basura”, el cual resultó no ser basura después de todo y tener buenas funciones. El hecho de que existan virus y bacterias, y un puñado de estas sean patógenos, que nos ayudan y benefician; es motivo para no ser apresurados y concluir cosas que no son. Sí, hay patógenos que nos dañan y nos enferman, pero aún estos pueden ser usados para beneficios, como en los casos en los que ya se han estudiado y se han visto muy buenos resultados. Solo resta seguir estudiando e investigando con los demás.

Referencias

Guarner, F. (2006). Mechanisms of Disease: The Hygiene Hypothesis Revisited. Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology 3, 275-84.

Lai, Y. (2009). Commensal Bacteria Regulate Toll-Like Receptor 3-Dependent Inflammation after Skin Injury. Nature Medicine 15, 1377-82.

Ley, R. E. (2006). Microbial Ecology: Human Gut Microbes Associated with Obesity. Nature 444, 1022-23.

McDade, T. W. (2010). Early Origins of Inflammation: Microbial Exposure in Infancy Predict Lower Levels of C-Reactive Protein in Adulthood. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences 277, 1129-37.

Qin, J. (2010). A Human Gut Microbial Gene Catalogue Established by Metagenomic Sequencing. Nature 464, 59-67.

Racaniello, V. (2023, septiembre 28). Virology Blog: About Viruses and Viral Disease. Retrieved from https://www.virology.ws/2013/09/06/how-many-viruses-on-earth/.

Suttle, C. A. (2007). Marine Viruses—Major Players in the Global Ecosystem. Nature Reviews Microbiology 5, no. 10, 801-812.

Turnbaugh, P. J. (2006). An Obesity-Associated Gut Microbiome with Increased Capacity for Energy Harvest. Nature 444, 1027-31.