Introducción
El cristianismo es una religión que tiene en común con todas las demás en que afirma que Dios existe. Pero, a pesar de que esto es una creencia esencial para el mismo, su declaración fundamental no es en sí la existencia de Dios sino la resurrección de Cristo. Lo que hace que el cristianismo sea cristianismo, y no judaísmo o islamismo, es que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Si esto no pasó realmente, sino es algo que ocurrió en la historia, sino que es un cuento o alguna fabula, el cristianismo en sí no puede ser y seguiría siendo judaísmo. La resurrección de Cristo es la pieza clave.
Decir que el cristianismo se basa en un Dios que no existe sí es un ataque a los fundamentos esenciales de la fe y religión cristiana. La resurrección de Jesús y la existencia de Dios son el circulo central en una serie de círculos concéntricos, si representáramos las doctrinas cristianas en orden de relevancia. En el centro de estos círculos, estarían las doctrinas fundamentales y esenciales, como la existencia de Dios y la resurrección, y cada circulo que se aleje de este centro contendrá, a manera de niveles menos relevantes y fundamentales, otras creencias, como, por ejemplo, si somos tripartitos o bipartitos. Atacar al cristianismo por esta vía no logra derrumbarlo, puesto que no es una creencia pilar o fundamental. Algunos colocan en ese mismo orden la doctrina de la inerrancia o un castigo eterno. Si estas se demostraran falsas tampoco afectan al cristianismo. Por eso, al ataque del congreso ser a un eje fundamental que sí destronaría al cristianismo, es necesaria una respuesta que refute la idea.
El cristianismo y su base
¿Es cierto que el cristianismo está basado en la existencia de un Dios que en realidad no existe? ¿Es tan siquiera la presentación de esta idea correcta? No. El cristianismo como religión no está representado justamente en esta idea condensada. Es cierto que en la misma se afirma que Dios existe. Es cierto que en la misma esta creencia está dentro del centro de las creencias fundamentales. Si representásemos las creencias dentro del cristianismo como un círculo concéntrico, en el circulo central estarían las creencias o doctrinas que son esenciales, y con toda seguridad, la de la existencia de Dios estaría en este círculo. Pero, no estaría sola, sino que estaría con la creencia de la resurrección de Cristo. Es solo la resurrección de Cristo la que hace posible que exista tal cosa como el cristianismo. Toda la fe cristiana se basa en este hecho, y sin este hecho no habría tal religión. Entonces, con esto plasmado, la afirmación correcta debería decir: el cristianismo está basado en la resurrección de Cristo, el cual fue resucitado por Dios de entre los muertos. Si Dios no resucito a Cristo de entre los muertos vana es nuestra fe. La resurrección de Cristo como evento que ocurrió en la historia es de por sí, o sería de por sí, una prueba para la existencia de Dios, pues todo lo que está detrás de este evento se explica mejor si el Dios al que Jesús llamó padre existe y este le resucitó tal como Jesús dijo que lo haría.
La existencia del Dios judeocristiano no puede decirse que está en duda. Esta idea es errada y desconoce no solo la evidencia pertinente que nos permite afirmar que Dios existe, sino cómo este Dios que existe se puede demostrar que es el Dios de la biblia, el Dios del cristianismo.
Para demostrar el error de la afirmación de que el cristianismo se basa en la existencia de un Dios que no existe, hay que hacer tres cosas: 1) presentar razones validas que justifiquen su existencia, 2) presentar razones que justifiquen que este Dios es Jehová, el dios de la Biblia y 3) explicar que solo puede ser Jehová y no otro más.
¿Cómo podemos demostrar más allá de toda duda razonable que existe un Dios? El campo que se encarga de esto no es la ciencia no su método científico, sino la filosofía. Este tema es uno filosófico, no uno científico. Entonces, desde la filosofía se tiene que ver si existen razones suficientes para afirmar y creer en la existencia de Dios. Dentro de la filosofía de la religión y la teología natural se han propuesto a través de los años varias razones para afirmar que estamos justificados a creer que Dios existe. Estas razones van desde la existencia del universo y el inicio de este necesitan una causa, hasta la existencia de la mente inmaterial y valores morales como efectos o fenómenos de una causa trascendente. La idea detrás de estos razonamientos es que tenemos un efecto o fenómeno cuya mejor explicación no está en nada dentro del universo sino fuera de este. De esta manera, se construye un caso acumulativo para sustentar racionalmente la afirmación y creencia de que Dios existe.
Desde la familia de argumentos cosmológicos se puede decir que la existencia del universo necesita una explicación, así como el inicio de este necesita una causa. Si el universo existe es por una razón suficiente que explique su existencia, puesto que la no existencia sería el estado por defecto. Para que la no existencia sea posible, no debe pasar nada, pero para que la existencia sea posible se debe dar algo: causalidad. En ese sentido, se sabe que el universo existe y que su existencia no es algo necesario en el sentido metafísico. Con esto se quiere decir que el universo pudo bien no existir como pudo bien existir. Todo esto nos lleva a catalogarlo como un ente contingente, y no un ente necesario. ¿Cómo se puede justificar racionalmente que el universo es un ente contingente? La física moderna ayuda a esto. El universo actual es posible porque ciertas constantes y parámetros se dieron en un momento dado de su desarrollo. Cualquier variación de estos traería como consecuencia que este no existiera. Una mayor aceleración inicial, una densidad mayor, provocaría que el universo tal como se conoce no existiera. A parte de esto, el universo va rumbo hacía su muerte térmica, un escenario apocalíptico en ciencias termodinámicas que muestra que la existencia de este no es algo necesario, sino que se pudo dar, así como no se pudo dar. Todo esto hace que racionalmente se sustenta la creencia de que el universo es contingente. Siendo este el caso, cómo se explica que algo contingente exista. Las dos opciones son que tenga como causa la existencia de un ser cuya misma existencia se explique por su propia naturaleza o que algo externo y contingente al mismo universo justifique su existencia. La segunda opción se descarta de inmediato, puesto que cada efecto o ente contingente conllevaría a afirmar que han existido un sin número infinito de causas pasadas, puesto que para cada causa contingente necesitaríamos una explicación, lo que nos llevaría a un infinito pasado. Esta idea de por sí es inútil y contradictoria, porque no existen los infinitos reales y no se puede atravesar una cadena infinita de eventos para poder llegar hasta hoy. Todo esto nos deja con la que causa que explica la existencia del universo debe ser una cuya existencia se explique por su propia naturaleza, una existencia que sea necesaria. Con existencia necesaria se hace mención de que es imposible que no exista o dependa de otro para existir. Esta causa necesaria sería el que causó la existencia del universo, lo que implica que tiene poder causal y que tiene personalidad. ¿Por qué se puede deducir que tiene personalidad? Porque solo un ser personal puede explicar por qué eligió crear el universo ya que, si esta causa no es alguien sino algo, volveríamos a entrar en el problema de la regresión infinita de cosas que provocaron a que se causé el universo. Sin embargo, un ser personal no necesita de algo externo para decidir crear el universo, solo necesita de su voluntad propia para ello.
Otra linea de razonamiento dentro de los argumentos cosmológicos es el que ve en el inicio del universo una razón para afirmar la existencia de Dios. El universo no puede ser eterno en el pasado por 4 razones: 1) un universo eterno implica un universo infinito en tiempo, y como se mencionó atrás: no existe el infinito real. Los infinitos reales entran en contradicción con la realidad. 2) Un universo eterno implica que se ha atravesado desde el infinito pasado hasta el día de hoy, lo cual es absurdo. 3) La expansión del universo es evidencia de que este tuvo un inicio. 4) La termodinámica dice que el universo se dirige a su estabilidad térmica, lo que implica muerte térmica, lo que dice que este no pudo estar eternamente puesto que ya se habría agotado la energía útil o zonas de desequilibrio térmico. Todo esto apunta a que, ya que el universo no es eterno, sino que tuvo un origen, su causa debe estar fuera del universo mismo. Al analizar cómo debe ser esta causa se obtienen las siguientes características: Todopoderoso, pues la causa debe ser mayor al efecto. Es inmaterial, pues la materia se creó en el universo, así como el espacio y el tiempo, por lo que la causa es atemporal sin el universo y a-espacial. A parte de todo esto, la causa debe ser personal, por lo mismo que se mencionó antes. Todo esto hace ver que la causa que dio inicio al universo es un ser personal, todopoderoso, inmaterial, a-especial e inmaterial. En este renglón solo una mente inmaterial puede cumplir los requisitos. Una mente inmaterial con todas estas propiedades y las mencionadas con anterioridad existe y tenemos dos buenas razones para afirmarlo y justificar nuestra creencia.
Por vía de otra razón se puede afirmar que esta mente inmaterial es super brillante e inteligente. Para que el universo como tal exista y permita la vida, se deben dar unos ajustes bien finos en las constantes físicas del universo que cualquier milésima de variación pudiera haber dañado todo y traer un universo totalmente diferente. Justamente a este razonamiento se le conoce como argumento del ajuste fino. Esta condición no se puede explicar por azar ni por ninguna necesidad física, puesto que las probabilidades arrojan un numero totalmente absurdo de creer. Junto con este hecho, no hay nada en la naturaleza material que indique que esta se preparó para traernos a la existencia porque sabia que existiríamos. Esto es darle propiedades de intención a algo, cuando la intención es una propiedad de alguien. Recurrir al multiverso no resuelve el problema, puesto que el mismo multiverso es toda una hipótesis. Este ajuste fino para permitir las condiciones de un universo que albergue la vida solo se puede explicar mejor si hay una mente brillante con propósito detrás de todo, idea que se refuerza aún más cuando se ve que el ajuste no solo existe en la física sino en el diseño biológico. En la biología existen maquinas y diseños que no se explican por progresión gradual, sino que son irreductibles, mismos que a todas luces apuntan a una mente maestra diseñadora detrás de todo esto. Así, se puede concluir con toda seguridad que el ajuste y el diseño para permitir la vida y la que esta tiene, se explica mejor si hay una mente brillante detrás de todo.
Para el fenómeno o efecto de la existencia del universo, su origen y su ajuste y diseño de la vida, es evidente que existe una causa necesaria personal, que tiene una mente inimaginablemente brillante, que es inmaterial, atemporal y a-espacial, a parte de ser todo poderoso.
Otra linea de razonamiento para la existencia de Dios viene a través de la moral. La experiencia moral dice que existen valores y deberes morales. Estos valores y deberes son objetivos, no subjetivos. ¿Cómo se puede justificar racionalmente que son objetivos? Viendo la verdad de un juicio moral como: “abusar sexualmente de niñas es moralmente incorrecto”. Este juicio moral es verdadero. Si la verdad depende del parecer del sujeto o del colectivo social que decide esto, entonces esta verdad no tiene ningún valor. En un mundo donde no existen verdades matemáticas objetivas, como que 2 más 2 es 4, quien crea que es 3 está menos equivocado o en la razón, que quien diga que es 5. Si la moral es subjetiva, aun si todo el mundo dijera que el abuso sexual es malo y uno solo dice que no lo es, el colectivo solo por ser colectivo no tendría más razón que ese que piensa diferente. Si para él abusar sexualmente de niñas es moralmente correcto, nadie puede decir lo contrario. Esto es lo que pasaría en un escenario subjetivista. Pero, los seres humanos experimentan una reacción moral contra esto, y por ello saben que esto siempre será malo. Son sus reacciones y no sus creencias las que le hacen ver que esto es malo independientemente del parecer de cualquiera, y que no existe un mundo posible donde abusar sexualmente de una niña sea bueno. Esto lleva a afirmar que la moral es objetiva y no subjetiva. Ahora, el punto sería saber cuál es su fuente. La fuente de la moral no puede ser nada en este universo, porque las propiedades morales son propiedades personales y no de las cosas, y dentro del universo lo único que es alguien y no algo son los humanos. En ese sentido, el fundamento de la moral debe estar en alguien que está más allá del universo. Este fundamento debe ser igual de necesario, puesto que existen verdades morales necesarias, y estas solo pueden existir si su fundamento existe en todos los mundos posibles. Así, el fundamento de la moral debe ser un ser personal que posea características morales perfectas que sirvan como nuestra guía y referencia. A parte de esto, este fundamento personal es quien dicta las obligaciones y deberes morales, y por eso se tiene culpa y responsabilidad morales ante él, lo que lo vuelve una autoridad.
A manera de resumen, se tienen razones suficientes para afirmar y creer en la existencia de un ser personal, que es todopoderoso, perfectamente moral pues sirve como estándar moral, con una mente que sobrepasa el entendimiento humano, un ser necesario y eterno que es inmaterial y no necesita del espacio para estar. Se está hablando de un ser que posee atributos en sus expresiones máximas inimaginables, y es aquí donde entra otra razón que viene desde Anselmo y su argumentación ontológica. Dios es un ser máximamente grande y nada más grande que él puede ser pensado. Si es el caso, entonces ese ser sería Dios. Esto se conoce como la teología de ser perfecto. Dios no es poderoso, es todopoderoso. No solo es brillante, sobrepasa la brillantez en la forma más excelsa. No posee limitantes, es perfecto moralmente y su existencia es necesaria. Dicho todo esto, existen buenas razones para afirmar y creer que Dios existe.
Para decir que este Dios es Jehová, se puede usar el siguiente razonamiento: si A = B y B = C, entonces A = C. Si Dios tiene ciertas propiedades deducidas racionalmente a través de la evidencia, y la descripción bíblica de Jehová dice que él tiene esas propiedades, entonces Jehová es Dios o Dios es Jehová. Desde esta manera, el Dios del cristianismo, que es el judeocristiano: Jehová, existe realmente.
En este punto alguien podría sugerir que no solo Jehová tiene esas características de ser todopoderoso, sino que también de creador, por lo tanto, seria muy precipitado decir que Jehová es ese Dios. ¿Por qué no puede ser Odín o Zeus? La observación no es correcta porque lo que se dice no es que Jehová tenga alguna de esas propiedades que sabe que Dios tiene, sino que las tiene todas. Por eso Dios = Jehová. Los dioses propuestos y todos lo demás no cumplen esta condición de igualdad por las siguientes razones sencillas: 1) los dioses egipcios, griegos, nórdicos, etc, tuvieron un origen a partir de la nada o el caos caótico. Como su existencia misma es contingente y no necesaria, ya en este escenario no es posible que sean iguales a Dios. 2) Estos dioses son seres materiales, lo que los aleja de parecerse a Dios. 3) Estos dioses no son moralmente perfectos. Este es el punto más crucial, puesto que sin perfección moral no pueden ser Dios. Dicho todo esto, Jehová no solo tiene las características de Dios, sino que es el único que las tiene todas. Como se puede afirmar y creer racionalmente que Dios existe más allá de toda duda razonable, se puede decir que Jehová existe puesto que él es ese Dios.
Regresando al inicio y a la declaración inicial, es falso que el cristianismo se base en la existencia falsa de un Dios, todo lo contrario, se basa en la existencia del único Dios que existe. La misma resurrección de Cristo es prueba de ello. De manera rápida se puede decir que la mejor explicación a ciertos hechos de la vida de Jesús y su resurrección se explican mejor si Dios, a quien él llamó padre, Jehová, existe. Históricamente se puede afirmar que Jesús hacía milagros, puesto que este hecho cumple con el criterio histórico de fuentes múltiples (Marcos, M, L, Q y Juan) además del criterio del testimonio enemigo, puesto que sus enemigos no negaban que él hacía milagros, sino que decían que era por Belcebú y no Dios, aun cuando Jesús decía que todo esto lo hacía por su padre Jehová. A la par con esto, los hechos relacionados con la muerte y resurrección son prueba de que Jehová es Dios y existe, pues la mejor explicación a los mismos es que Jehová lo resucitó, tal como él dijo que lo haría. La tumba de Jesús amaneció vacía el domingo por la mañana, y esto no solo aparece en varias fuentes, sino que también es confirmado por el testimonio enemigo. Al hecho de la tumba vacía la explicación fue que el cuerpo había sido robado por los discípulos, acusación que nunca se demostró ni tiene bases algunas. Otro hecho es la creencia en los discípulos en la resurrección de Cristo. Esta creencia se originó por las apariciones post mortem que tuvieron de él, incluyendo a más de 500 a la vez e incluso a su hermano escéptico y a Pablo. Esto no puede ser explicado como alucinaciones, puesto que 500 a la vez no alucinan así y mucho menos personas no creyentes. Junto con todo esto se tiene la disposición de los discípulos que fueron testigos de todo esto para morir por su creencia y mensaje de la resurrección. Las personas pueden morir y dar su vida por lo que creen que es verdad, aun cuando fueron engañados, pero nadie da su vida por lo que sabe que es mentira. Los discípulos murieron por creer que Jesús había sido resucitado por Dios. Todo esto se explica mejor si en verdad Jehová, el Dios que existe y a quien Jesús llamó padre y dijo que este lo iba a resucitar; en verdad lo hizo.
Todos estos hechos y elementos son suficientes para demostrar que es errada la idea de que el cristianismo se basa en un Dios no existe, pues hay excelentes razones para afirmar que Dios sí existe realmente y que ese Dios es el padre de Jesús, el cual es bendito por los siglos de los siglos. Amén.
