¿Existen razones para desconfiar de los evangelios como fuentes confiables biográficas sobre Jesús?

P52 - Manuscrito John Rylands. Porciones de Juan 18. Fechado en el II d. C.

P52 – Manuscrito John Rylands. Porciones de Juan 18. Fechado en el II d. C.

En el debate sobre la historicidad de Cristo (si fue este un personaje histórico real) a la hora de hablar de textos que tan siquiera lo mencionen se suele descartar casi de forma inmediata las 4 biografías que narran su vida y hechos, conocidas como los evangelios. Estas 4 biografías fueron escritas por quienes fueron sus seguidores desde el principio (Mateo, Pedro a través de Marcos y Juan el discípulo amado), exceptuando a Lucas, quien aunque no conoció a Jesús personalmente en la tierra, investigó con diligencia este hecho y estuvo con quienes sí fueron seguidores de él (Lucas 1:1-4).

Aunque existen pruebas para determinar la fiabilidad histórica de un documento (prueba bibliográfica, interna y externa), pruebas que se le pueden aplicar a los evangelios para determinar si son fuentes confiables que nos pueden hablar sobre la vida de Jesús, la razón por la cual los críticos rechazan estos textos como fidedignos es filosófica. Suponen erróneamente que el hecho de que estas 4 biografías hayan sido escritas por seguidores de Jesús, no podemos confiar en ellas, pues no nos contaran la verdad acerca de Cristo sino que trataran de presentarnos una historia prejuiciada y manipulada. Este argumento filosófico contra la fiabilidad de estas fuentes biográficas comete un error en su razonamiento y muestra el método injusto que solo se le aplica a La Biblia, además de que ignora otros hechos que se usan para determinar la fiabilidad histórica de los textos antiguos.

Hay que resaltar que este artículo no pretende ser una defensa a la inspiración de La Biblia, sino a la fiabilidad histórica de los evangelios, siendo evaluados como cualquier otro texto.

Es necesario establecer unos hechos precisos sobre estas fuentes biográficas:

  1. Independientemente de que se insinué que no fueron escritos por quienes dicen ser sus autores tradicionales, se ha demostrado que sí fueron escritos por ellos (los discípulos de Jesús, quienes anduvieron con él), en un período en donde la mayoría de ellos aun vivían, y todos antes del 100 d. C.

  1. Los escritores fueron fuentes de primera mano, las mejores para relatar testimonios en un juzgado.

  1. Lucas hizo su investigación sobre la vida de Jesús preguntando a quienes fueron testigos presenciales. Este mismo procedimiento se usa incluso hoy para reconstruir un hecho en el cual no se estuvo presente, y se tiene como confiable.

  1. Ninguna de estas fuentes bibliográficas fue escrita por un autor anónimo o uno que usaba seudónimos apostólicos para darle autoridad a sus escritos, pues en la época, se conocía de esta práctica y no era aceptada sino vista como deshonesta.

  1. Si los autores hubiesen inventado esta historia, no tenían nada que ganar, pues su teología iba en contra de la contemporánea, presentando como Dios a un hombre que murió en la peor de las muertes. Al contrario de lo que se cree, que ellos tenían mucho que ganar, estos perdían mucho, incluyendo su vida, y nadie muere por lo que sabe que es falso, aunque si hay quienes han muerto creyendo como verdad una mentira; pero en el caso de estos, ellos murieron sabiendo que lo que testificaban no era mentira, pues fueron testigos oculares.

Con esto en mente, procedemos a ver si el ataque de: “no se puede creer en los evangelios a la hora de investigar sobre Jesús”, es honesto.

Critica filosófica a los evangelios

Mencionamos anteriormente que la única razón que existe para descalificar las biografías más fidedignas que pueden existir sobre Jesús es un argumento filosófico que dice de la siguiente manera:

  1. No se puede creer en la fiabilidad histórica de un hecho si su autor es partidario del hecho o se identifica con la causa del mismo.
  2. Los autores de los evangelios son seguidores de Jesús.
  3. Por lo tanto, no se puede confiar en la fiabilidad histórica de los evangelios.

Se sabe que para que un argumento sea sólido debe tener premisas verdaderas, no cometer falacias lógicas y que la verdad de sus premisas sean más plausibles que su negación. En el caso de nuestro argumento a analizar, vemos una falla en la premisa 1. No existe justificación alguna para desconfiar de un texto escrito por alguien que sea seguidor o partidario de la causa que describe, a menos que se posea evidencia para desconfiar, y es aquí donde los críticos fallan, pues no muestran evidencia de por qué hay que dudar de estos textos, más que su razonamiento filosófico. Además, este argumento es erróneo, pues el valor de verdad de algo no lo determina el hecho de que, como en este caso, el autor deba ser imparcial, sino su correspondencia con la realidad.

Pero, tomemos este principio hasta las últimas consecuencias: ¿es correcto el principio? No. ¿Por qué? Imaginemos que esto es verdad y no podemos confiar en un autor que sea seguidor o partidario de lo que narra. Si hacemos esto, existen muchos relatos históricos que debemos descartar, pues si este principio se usa con los evangelios hay que usarlo con todos los escritos antiguos también (de no querer usarse por conocimiento de lo que implicaría, el crítico estaría cometiendo la falacia de la cabina de taxi, o taxi cab). ¿Sabe a qué llegaríamos con este principio? Para no hacerle la lista larga, tendríamos que negar:

  1. La fiabilidad histórica de los textos que narran el proceso de independencia de sus respectivos países, cuyos autores fueron personas pro-independencia y nacionales de dicha nación.

  1. Autobiografías o bitácoras de viajes, como el de Cristóbal Colon, pues fue escrito por él mismo, y según este criterio solo hablará de lo que le conviene y no le perjudica.

  1. La fiabilidad histórica de los dichos de Sócrates, escritos por su discípulo, Platón.

  1. Guerras e historias de reyes escritas por autores que se identifican con dicha nación o rey.

Ahora, como nacional dominicano, voy a hacer un análisis de lo que este principio implica en la credibilidad de la historia de la colonización americana. Tomando como válido el mismo, voy a descartar lo que se me enseñó y registran los anales históricos, sobre lo sangriento y despiadado que fue el trato de los colonos a los indios tainos y negros esclavos, pues no sé a quién creerle, ya que no hay objetividad, pues los que se identifican con este hecho como malo, claro que escribirían en contra de, hasta quien sabe, de exagerarlo; y, tampoco puedo confiar de los que registran este hecho como falso, alegando que nada de esto sucedió, pues de ser verdad que ellos fueron los responsables de la extinción de los tainos en menos de 500 años, claro que afirmarán que no hicieron. Ahora, esto solo muestra que con relación a la historia quedaríamos en la actitud de escéptico, pues desconfiaríamos de los pro y en contra, pues cada quien tiene razones para escribir desde su punto de vista. ¿Nota la inconsistencia de este principio usado para descartar la fiabilidad de los evangelios? ¡Aun esto se puede tornar peor! Pues usted que lee y tal vez desconoce del tema nunca tendrá una posición, pues no puede confiar en mí, según este principio, pues seré para usted un pro-evangelios, quien le dirá que sí son confiables; pero tampoco puede confiar en el crítico, que será para usted un anti-evangelios, y le dirá que no son confiables y todo lo que escribirá será desde esta perspectiva. Esto solo hace ver lo absurdo de dicho principio.

Gracias a Dios que este principio no es usado por los historiadores, pues de no ser así, no sabríamos nada de eventos pasados, aun cuando los testigos del evento lo hayan visto hace 5 minutos.

Pruebas que determinan la fiabilidad histórica de un texto

Sabiendo lo absurdo del argumento filosófico que es usado para descartar la fiabilidad histórica de los evangelios, pasamos a responder la pregunta que de seguro el lector se está haciendo: ¿Cómo saber cuándo un texto es confiable, aun haya sido escrito por alguien que se identifica con lo que escribe?

Para esto existen pruebas, como las ya mencionadas antes, en donde los evangelios están en excelente posición.

Prueba bibliográfica

Esta prueba consiste en que mientras más copias del texto se posean podemos establecer un texto más fidedigno. En el caso del Nuevo Testamento (desde ahora NT), solo en el idioma griego, se poseen más de 5, ooo manuscritos; y en total, con todas las versiones en diferentes idiomas, poseemos 24, ooo manuscritos. Cabe señalar que no existe texto clásico que tenga tantas copias del texto como el NT, y si este no pasa esta prueba por esta sorprendente cantidad, ningún texto clásico, los cuales tenemos como fidedignos, pasa la prueba.

Prueba interna

Con esta prueba se buscar ver si el texto en sí mismo es coherente con lo que dice y no existen en él contradicción.  Aunque se han señalado supuestas contradicciones en los evangelios, como las formas diferentes de la resurrección y más, estas se entienden mejor cuando se conoce que la forma de la historiografía antigua difiere de la actual. En la antigüedad al hablar de la vida de alguien, su biografía, (género literario al que pertenecen los evangelios), se tenía libertad de presentar la vida de esta persona no en orden cronológico, omitiendo detalles y hasta haciendo más énfasis en ciertas cosas (como el número de ciegos que sanó Jesús, pues aunque eran 2 en ocasiones se menciona uno, el que habló con Jesús, pero no se niega el otro ciego, sino que se omite).

Cuando se tiene el trasfondo correcto estas “contradicciones” dejan de ser tal cosa, pues la razón para creer en tales es el desconocimiento cultural de la época.

Prueba externa

Esta prueba busca una corroboración externa al texto de lo que él mismo dice. Así, fuentes extra-evangelios que hablen de las cosas que aquí se mencionan, incluyendo referencias a Jesús, son tomadas en cuentas para ver si lo que estos dicen es verdad. La arqueología juega un papel muy importante aquí, pues con esta se busca evidencia cultural, geográfica y literaria de la época en cuestión, la cual es útil para determinar si ciertas prácticas o costumbres, o incluso, ciertos personajes y reyes corresponden a la época que describe el texto.

Además de estas pruebas, existen otros criterios que usan los historiadores para concluir si una historia es real o no. Yo no voy a hablar de cada uno de ellos o a usarlos. Simplemente para fines quiero usar aquí uno de ellos conocido como el criterio de la vergüenza. Según los críticos no se puede confiar en los evangelios por ser escritos por seguidores de Jesús ya que estos no hablarían con objetividad sino con parcialidad y prejuicio acerca de él. Entonces, usaremos la prueba de la vergüenza para analizar si esto es verdad o no.

¿Qué es la prueba o criterio de la vergüenza?

Consiste en buscar en el texto rastros de momentos o palabras que dejarían ver mal o en vergüenza al personaje principal de la historia, pues si estos se omiten, existe más probabilidad de que la historia no sea fiable, contrario al caso de si no se omiten y se encuentran en el texto, pues la única razón para conservar por escrito un hecho vergonzoso que hace ver en ridículo al personaje central es porque en verdad ocurrió así, dándole más confiabilidad al texto.

Para este ejercicio, partiremos de la posición crítica anti-evangelios que dice que estos no son confiables y que las historias narradas en estos son inventadas para un beneficio. Recuerde que en el caso de los evangelios Cristo no es real (según los críticos) y los personajes principales son los que se “autoproclamaron” como seguidores de él (Pedro, Juan y los demás) y portadores de su palabra. Ahora, con esto en mente, veamos si existen hechos vergonzosos en los evangelios en donde los 12 apóstoles de Cristo queden en vergüenza.

Hechos vergonzosos en los evangelios

Podemos hacer una lista de hechos vergonzosos que se encuentran en los evangelios y clasificarla, pero esta lista no es estándar universal, sino para fines del artículo. Estos hechos se pueden clasificar en:

  1. La falta de fe de los discípulos (Mateo 8:26).

  1. Fueron acusados por Jesús de no entender aun sus enseñanzas (Marcos 8:14-21).

  1. Pedro fue reprendido por impedir el plan de Dios (Marcos 8:31-38).

  1. Fueron reprendidos por disputar entre ellos quien ha de ser el mayor entre ellos (Marcos 9:33-37).

  1. Santiago y su hermano Juan siguieron demostrando inmadurez al pedir al Señor que se les coloque en un buena posición en su reino, lo que levantó el celo de los demás apóstoles (Marcos 10:35-45).

  1. Pedro lo negó 3 veces (Marcos 14:30-31, 66-72).

  1. No creyeron el testimonio de la mujeres que fueron las primeras en descubrir la tumba vacía de Cristo (Lucas 24:11-12). Esta mención de las mujeres como las primeras en descubrir la tumba vacía, es otra señal de vergüenza, pues el testimonio de las mujeres para estos en el siglo I, no era válido. La sola mención de este hecho vergonzoso muestra que se incluyó por ser verdad,  pues no hay otra mejor explicación, pues si querían convencer a alguien de una mentira que se inventaron (como proponen los críticos) hubiesen sido hombres y no mujeres las que descubrieran la tumba vacía.

  1. Tomas, uno de los 12, fue incrédulo acerca del testimonio de la resurrección por parte de sus compañeros (Juan 20:24-29).

  1. 7 de sus discípulos, después de la resurrección de Cristo, volvieron a sus ocupaciones normales, obviando el mensaje que habían recibido de Cristo (Juan 21:1-19).

  1. Pedro fue avergonzado por el Señor para que entendiera el llamado que este le hace (Juan 21:15-19).

Con esta pequeña lista no exhaustiva de hechos vergonzosos, se comprueba que el principio de la vergüenza da credibilidad al relato de los evangelios, pues si este texto no describe un hecho real y es una invención, estos hechos vergonzosos de seguro que no aparecerían sino que los autores se presentarían a ellos mismos (de suponer como los críticos dicen, que todo fue un invento) con un carácter moral intachable y libres de errores.

Usamos este criterio para demostrar con evidencia textual interna que la mejor explicación para estos hechos vergonzosos es que estas historias en verdad ocurrieron y que por eso fueron incluidas en el texto, demostrando con esto que los discípulos de Cristo sí estaban calificados para escribir sin prejuicios y diciendo la verdad. El crítico no puede descartar esta evidencia, pues hacerlo solo muestra su prejuicio anti-cristiano, sino que debe dar la mejor explicación al porqué de estos hechos vergonzosos.  Creo que la mejor explicación es que estas historias en verdad ocurrieron y por eso fueron registradas de forma fidedigna.

Conclusión

Luego de ver la evidencia de ambas posturas (los evangelios no son una fuente histórica fiable sobre la vida de Jesús; y, los evangelios son fuentes históricas fiables para la vida de Jesús) concluimos, gracias a la evidencia, que los evangelios son fuentes históricas fiables. Reiteramos que esto no es afirmar su inspiración, sino su fiabilidad histórica, y para esto usamos pruebas que se usan para establecer la fiabilidad de cualquier texto. Vimos que no hay razón en los autores para mentir sobre lo que cuentan, pues en sus escritos hay hechos vergonzosos que le dan más confianza a estos.

La razón filosófica, no textual, por la que son rechazados por los críticos, es un argumentado errado. Además, si tomamos ese mismo criterio usted no debería creer en la fidelidad de lo que escribo, pues como cristiano “debo estar parcializado” con Cristo. Pero, mucho menos debe creer al crítico, pues según el mismo, esta parcializado con su postura anti-cristiana.

Juzgue usted si dicho criterio es correcto.

Hasta una próxima oportunidad.

¡Dios nos continúe bendiciendo!

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