La hermenéutica y las posturas teológicas

En la teología revelada, en la parte que se conoce como teología sistemática, existe un método por el cual llegamos a obtener conclusiones sobre Dios y su creación. Este tipo de teología trabaja directamente con la revelación especial escrita: la Biblia. Es ella la que nos provee la fuente para poder adquirir estas verdades teológicas que van formando nuestras teologías. Sin la misma, no es posible realizar este quehacer (es bueno que se entienda que hablo de la teología revelada, no de la natural), pues solo con ella se puede utilizar el método teológico que primero busca saber qué dice el texto (exégesis), para luego ir formando paquetes de textos que responden a preguntas como: ¿Qué dice la biblia sobre Cristo? ¿Qué dice sobre Dios?

La exégesis bíblica es la parte principal del método teológico sistemático. Se busca conocer qué nos dice el texto (nunca debemos nosotros decirle al texto que decir), y para ello recurrimos a un sin número de herramientas del lenguaje como culturales, para constatar que lo que entendemos nosotros es lo que quiso decir el autor. Con todo esto realizado, al final llegamos a unas conclusiones que se irán agrupando para darnos como producto terminado lo que conocemos como posturas teológicas. En términos sencillos, las mismas son las conclusiones bíblicas obtenidas a través de la exégesis que definen una línea que separa otras conclusiones y las mías, y nos encasillan en grupos que sostienen las mismas conclusiones.

Es normal que todos sostengamos posturas teológicas. Es más, es hasta bueno. Es más normal aun que entremos (sin pensarlo) en ciertos grupos teológicos que sostienen las mismas conclusiones. Esto es exactamente lo que buscan ellas: identificar, tanto lo que concluimos que dice el texto; como los grupos que sostienen tal postura, y los que no.

El orden natural que siempre debe de ser al utilizar este método ha de ser el mismo: exégesis, luego postura teológica. Las posturas son consecuencias de la exégesis, no al contrario. El efecto no es antes que la causa. Recordemos siempre que recorremos un camino para llegar a una postura, no una postura para recorrer un camino.

Hoy en la actualidad he sido testigo de cómo el orden natural del método teológico se ha roto para dar lugar a posturas teológicas que son moldeadas por posturas previas. Ojo con esto, no hablo de los prejuicios que todo exégeta posee o puede poseer. Hablo de algo imposible. Tenemos a hermanos que antes de sacar conclusiones del texto ya poseen posturas teológicas (imposible, sin una exégesis previa), y usan las mismas para hacer que todo el texto concluya según su posición teológica. Peor aún, hacen que la exégesis vaya acorde con sus conclusiones, ignorando lo que el texto dice, hablándole ellos al texto. Es imposible que antes de comenzar usted ya haya terminado. Esto es exactamente lo que hacen aquellos que hablan al texto según sus conclusiones, y no dejan que el texto les hable a ellos. En lógica, llamamos falacia de petición de principio a aquel argumento que parte de lo que al final debe demostrar. Tenemos en la hermenéutica (con este paso) un caso similar, pues si ya concluyes antes de empezar, al final no has demostrado nada, solo has asumido lo que quieres probar. Nadie, absolutamente nadie puede decir que su postura teológica es correcta sin antes haberla sacado del texto. Menos, insinuar que el texto debe decir lo que su postura teológica (que no es fruto de la exégesis sino de la eiségesis) afirma. Pues, ¿Cómo sabes que es verdad si la misma no es fruto del orden natural del método teológico?

En la teología revelada nadie sabe nada acerca de Dios a menos que el texto nos lo diga. Insinuar que sabemos algo (eso hacemos al venir con una postura teológica que es anterior a todo proceso exegético) es decir que nosotros mismos somos la verdadera fuente del conocimiento de Dios. Usted no puede interpretar cada pasaje de la biblia diga lo que usted ya quiere. Tampoco puede querer cambiar el significado de los mismos solo para que concuerden con sus conclusiones. Si existen pasajes que contradicen sus conclusiones, lo racional es aceptar que hay un problema con su postura. Lo  irracional sería suponer que el significado del texto debe cambiar para ajustarse a sus ideas.

No interpretemos la Biblia a la luz de escuelas teológicas o posturas, dejemos que sea ella la que nos proporcione de dichas posturas.

¡Dios les bendiga!

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