El ataque infundado al canon del Nuevo Testamento

Codex Vaticanus

Codex Vaticanus

Desde los debates populares hasta los académicos, con relación al canon del Nuevo Testamento, el común denominador de los críticos es que los 27 libros que lo componen no son especiales, únicos o inspirados, pues existen más, e incluso, muchos de los que ahora son canónicos no lo eran, y muchos de los que ahora no lo son, antes eran considerados como inspirados por Dios. El crítico Bart Erhman, en su libro Cristianismos perdidos, en la página 9, dice:

Este es un libro sobre la gran diversidad del cristianismo primitivo y de sus textos sagrados. Algunos de esos textos terminarían siendo incluidos en el Nuevo Testamento. Otros, en cambio, serían rechazados, atacados, silenciados y destruidos. Mi objetivo es examinar algunos de esos escritos no canónicos, ver qué pueden decirnos sobre las varias formas de la fe y la práctica del cristianismo en los siglos II y III, y mostrar cómo uno de los primeros grupos cristianos logró establecerse como dominante en la religión y determinar lo que los cristianos creerían, lo que practicarían y lo que leerían como Sagrada Escritura en los siglos por venir.

Aquí se muestra el escepticismo que impera en ciertos círculos sobre el canon del Nuevo Testamento, pues se cree erróneamente que la iglesia escogió los libros que le convenían para su dominio, suprimiendo los que no, como dice Erhman. Y su punto parece tener validez cuando se ve en la historia de la iglesia temprana que hubo cierto debate en cuanto a que libros se considerarían como canónicos y cuáles no. Es cierto que existieron libros que tardaron un poco más para ser introducidos en el canon, pero ya para el siglo II d. C., se tenía una lista donde 22 de los 27 libros del Nuevo Testamento eran considerados como canónicos. Además, estas disputas eran entre algunos y no todos.

Hay 3 hechos que usted debe saber sobre el canon del Nuevo Testamento, y es que:

  1. La iglesia ni ningún concilio decidió el canon, sino solo reconoció los libros que ya se aceptaban como canónicos.
  2. Todos los libros que tenemos fueron escritos en el siglo I d. C. por sus seguidores y mientras estos aun vivían, lo que garantiza que cualquier mito sobre Jesús que surgiera fuese corregido por estos.
  3. Todos los libros que se conocen como apócrifos y que no están en el canon, son todos del siglo II d. C.

Esto nos dice que los libros que se incluyeron en el canon son canónicos porque son apostólicos y no al revés, es decir, no son apostólicos porque son canónicos. Fueron escritos por personas que vieron y estuvieron con Jesús o alguno de sus apóstoles, lo que garantizó su autoridad, y fueron escritos en el siglo I. Esta autoridad apostólica fue reconocida por los padres de la iglesia. Ignacio (50-115 d. C.) escribió así: “yo no quiero mandarlos, como Pedro y Pablo; ellos eran apóstoles…” Esto es evidencia de que se diferenció desde muy temprano cuales libros eran apostólicos, los que tenían una autoridad especial delegada por el Señor Jesucristo, y cuáles no, pues Erhman sugiere que hubo una elección de libros en donde se escogió los que garantizaron el buen funcionamiento de la secta cristiana predominante, siendo esto falso. Es el mismo Erhman que en su libro cristianismo perdido, en las paginas 11 hasta la 16, reconoce que estos libros apócrifos son todos del siglo II d. C.

Vemos como lo que Erhman sugiere es contrario a la evidencia. Aun si miramos la referencia de los padres de la iglesia a los libros que forman el canon del Nuevo Testamento, vemos que ellos se refieren a estos como: “las Escrituras dicen…”; pero, cuando se refieran a los libros que hoy llamamos apócrifos, nunca los llaman Escrituras. Aquí está la evidencia de la consciencia que estos tenían sobre que libros si eran inspirados y cuáles no. Es por esta razón que lo que Erhman sugiere en su libro no es correcto.

Los ataques hechos a la autenticidad del canon del Nuevo Testamento carecen de base sólida y son alimentados por el fanatismo sensacionalista que prefiere creer que hubo una conspiración detrás de este proceso (pues es más emocionante descubrir esto), que aceptar la realidad misma.

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